Este artículo es la segunda parte de una serie, para los más curiosos recomiendo empezar leyendo la primera parte.
Una vez localizada la moto de marras, faltaba buscarse la vida para comprarla en nuestro país. Sin embargo, y aunque puede parecer una fruslería, es importante plantearse algunas de las siguientes cuestiones, caso de conseguirla:
- ¿Puede la moto circular en España? Quiero decir con ello que es necesario que un vehículo esté homologado y haya pasado la ITV para que pueda ser matriculado. Y con estas cosas que vienen del extranjero hay que andarse con ojo.
- Cuestión de arreglos: ¿estarán dispuestosen algún taller a meterle mano a la mecánica de un trasto que probablemente no habrán visto antes ni en foto? En última instancia, los arreglos sencillos siempre puede hacérselos uno mismo―aprendiendo mecánica de paso― pero ¿y los complicados?
- Más importante aún: poder comprar recambios de piezas en algún sitio. Pongamos el sencillo caso de un espejo que se rompe porque un coche le ha dado un golpe a la moto estando ésta aparcada y el impacto la hace caer. En caso de que haya la posibilida de comprar piezas, ¿a qué precio y con qué garantías?
- De conseguir la moto, ¿funcionará bien? Es de esperar que sí, pero al ser algo que no se ve en los concesionarios no se puede probarla de antemano…
- …
Muchas de las cuestiones se resuelven encontrando un importador oficial en España, y que a poder sea «serio». Con serio me refiero a que tenga cierta estabilidad y no desaparezca a los dos años del mapa… ¿os suena la historia? Como aquel que, en su momento, nos hartamos de oír hablar en los noticiarios, relativo a inversiones en sellos falsos, o algó así.
Sea como fuere, el caso es que tras mucho navegar por las procelosas aguas del «ciberdespacio» (tardé aún unos cuantos días) encontré la respuesta que buscaba: Metalco. Tras muchos otros días de búsquedas infructuosas, empecé a encontrar concesionarios, primero en Albacete, luego en Valencia, luego en… muchos otros puntos de la orografía española. Para finalmente encontrar uno relativamente cercano: Matamá Racing (en Vigo). Vale que su página web es pelín mejorable en cuanto a diseño, pero se les perdona. Los chicos de allí, muy majos ellos, tardaron poco más de una semana en traerme una flamante Mallorca 125, que no es ni más (ni menos) que la Jinlun JL125-T10, con los papeleos listos para su matriculación en territorio español. Por si a alguien, al igual que a mi, le dá pelín de miedo comprar a través de Internet, yo no tuve problema en concertar el pago con ellos mediante transferencia bancaria.
Lo más divertido fue, que una vez tuve la «gata» en mi poder (mwahahaha!), las cosas se complicaron debido al nivel de absurdo que pueden llegar a alcanzar simples trámites de índole burocrática en España. Y sí, estoy hablando de la matriculación. Pero eso es otra historia que tendré mucho gusto en contar en una futura entrega de este serial, para deleite de mis lectores y denoste de las vetustas, mojigatas y resabiadas administraciones de este nuestro estado. Por no hablar de las aseguradoras… 😉